Pedro: ¿Cómo es que has acabado con ese ojo morado?
Diego: Nada, que me han dado con una merluza congelada en la cara.
P: Coño, ¿y eso?
D: Es que ayer mi mujer estaba de minifalda, se agachó para
coger no sé qué del congelador y... bueno, su
me pone a mil
y, qué quieres que te diga, no lo pude resistir así que se la
clavé allí mismo.
P: ¿En serio?
D: Claro. Pero ella no quería y no paraba de moverse, con lo que
yo me excitaba todavía más.
P: Vaya!
D: Además se puso a gritar como una loca y eso me ponía aún más
cachondo.
P: Guau, me estoy imaginando la escena.
D: Entonces, mientras me la beneficiaba a más no poder,
consiguió agarrar una merluza congelada y me la tiró a la cara.
P: No lo entiendo. ¿Acaso a tu mujer no le gusta follar?
D: Por lo que se ve, en el Carrefour no...