Después de un excitante, fogoso, sabroso y reparador 69 con su novia, Eduardo, se acuerda que tiene una consulta con su odontólogo esa misma tarde.
Eduardo teme que el dentista note su aliento de vagina y se cepilla los dientes 457 veces, pasa el hilo dental 248 veces, y se toma 15 litros de Listerine.
Llegado al consultorio, se chupa 25 caramelos de HALLS y es atendido por el dentista, quien le manda sentarse en la silla.
Posicionado y con la boca abierta, Eduardo se tranquiliza y deja al profesional hacer su trabajo.
El dentista se aproxima a la boca de Eduardo y afirma categórico: -¡Caramba Edu!
¿Como haces un 69 antes de venir al dentista?
-¡Doctor! ¿Todavía tengo aliento a coño?
-¡No cabrón...! ¡Te huele la frente a
!