Bueno, chicos, hace una semana que reclamé a Renault Atención al Cliente, con el siguiente mail; había preparado uno más contundente, pero lo suavicé, por aquello de que uno es un caballero:
Muy Sres. Míos,
tengo que poner en su conocimiento unos hechos que han puesto en peligro la integridad física de mi esposa y mis cinco hijos, además de la mía. Y todo ello motivado por un defecto de fabricación que entiendo Renault conoce.
A fines de junio 2008 realicé en en el taller de Renault en Huelva la revisión de los 120.000 kilómetros de mi Renault Grand Espace IV 2.2 DCI, con matrícula xxxxxx,que incluía cambio de correa de distribución, filtros, aceite, etc., con la idea de marcharme totalmente tranquilo a mis vacaciones anuales en Francia y Alemania.
El pasado 20 de agosto de 2008, después de quince horas de viaje desde Francia, y a cinco kilómetros de nuestro destino en Pozuelo, Madrid, en casa de unos amigos, el ordenador de a bordo detectó una « anomalía de la inyección », encendiéndose el testigo correspondiente, y el vehículo pasó de los 100 km. a los que circulaba por autovía a unos peligrosos 50 km. A los pocos minutos, el coche volvió a responder, y continuamos hasta nuestro destino con el susto en el cuerpo.
A la mañana siguiente, llevé el vehículo a un concesionario Renault en Pozuelo, donde me informaron de que se trataba de un problema de aire en el colector de admisión. Dado que yo debía continuar viaje hasta Huelva, me indicaron que esa avería me permitiría llegar hasta casa, aunque me recomendaron no exigirle mucho al coche en el trayecto, y llevarlo a reparar una vez en Huelva.
Como se podrá imaginar, las 8 horas de viaje desde Pozuelo hasta Huelva, a 100 km./h, fueron una pesadilla, con el miedo en el cuerpo ante la posibilidad de que nos volviera a suceder lo mismo, como efectivamente nos pasó en un túnel en obras a la entrada de Sevilla, en el que, poniendo en peligro una vez más la seguridad de los míos y del resto de conductores, volvió a saltar el testigo de « anomalía inyección », y el coche volvió a venirse abajo. Reanudamos la marcha, y conseguimos llegar sanos y salvos hasta casa.
Informándome por Internet, descubro que los problemas de pérdida de potencia (por fallos del turbo, o de la válvula EGR) del motor 2.2 DCI diésel con el que va equipado mi Espace, y que hacen saltar el testigo de "anomalía inyección", aparecen sistemáticamente en un alto porcentaje de estas unidades, y es el calvario cotidiano de otros poseedores de un Renault Espace. Es más, ni los cambios de turbo ni de la válvula EGR consiguen hacer desaparecer el problema en muchos de los casos, lo que a mi entender indica, sin ninguna duda, un defecto de fabricación de este motor.
No entiendo que una marca del prestigio bien merecido que tiene Renault, consciente de este problema, no haya tomado ya hace tiempo alguna medida para evitar estos hechos, que están poniendo en peligro la vida de clientes como yo, que un día, confiados en buen hacer de Renault, decidimos la compra de un vehículo de gama alta como el que nos ocupa.
Es por ello por lo que me permito escribirles y exponerles mi caso, además de solicitarles que Renault asuma los gastos de reparación de una avería motivada por fallos de diseño del motor, que se vuelve a reproducir a pesar de las reparaciones; consideren que mientras esa reparación no se produzca, estaré dejando mi vida en manos de un vehículo que no es de fiar.
Atentamente,
A los pocos días, me llaman de Renault, y me dicen que, teniendo en cuenta los kilómetros, que no les consta que haya más usuarios con este problema (¡serán caa...nes!) que hayan planteado una queja común o reunión con doña Elvira; que no aparece nada con mu n úmero de bastidor ni con los adyacentes; y teniendo en cuenta además que es un coche de ocasión (esto me lo lanzó unas cuantas veces; ¿qué pasa, que no soy cliente Renault con todas las "ventajas" por ser el vehículo de ocasión?), lo lamentaban mucho, pero no podían hacer nada por mí.
Ya me lo imaginaba; mi ultimo recurso va a ser escribir el Presidente de Renault, como hice cuando me engañaron con el kilometraje, por lo menos como recurso al pataleo.
Y lo siento mucho, pero ahora mismo estoy buscando coche que sustituya a mi Renault Espace a la voz de ya, que además ahora es buen momento para quitármelo de encima y comprar; y, por supuesto, no será un Renault. Que se los metan...en fin.