Viernes dos de la tarde, los compañeros del turno partido hace media hora que se fueron, se han llevado el reloj!, dos y media, las tres, “un marrón”, me cago en la...” y cuarto, solucionado, me voy no aguanto mas.
Arranco la moto, como si en la parrilla de salida estuviera, zigzagueo entre los coches, uno, otro, el semáforo en rojo, soy el primero, salida...
Cojo la carretera, la muñeca a tope, 70, 75 ya no da mas, me escondo en el parabrisas, veo a través la pegatina del club, mas ganas tengo de llegar, al fin en casa. ¡Tenia que haber parado en el Corte Ingles.!
Hoy no pierdo en tiempo, ni ducha, ni comida, cargo el coche. Los niños alborotando, se lo huelen y lo saben, ¿Manoli todo listo?
Abro la puerta del garaje como si de un hangar se tratara, sale la maquina, el vehículo, el avión.
Ajusto la altura, el respaldo pegado a la espalda, el reposacabezas en su sitio, música suave.
La primera sensación, mas aplomo, el centro de gravedad un centímetro mas bajo, cuatro mas de contacto con el asfalto. Llego a Sevilla, lo noto pesado, no es la carga, dos adultos, dos niños, una maleta, una bolsa de mano, un pc con monitor.
El Corte ingles parada obligatoria, subo compro un regalo para Daniel, diez minutos, Me vuelvo a poner cómodo.
Salgo de Sevilla dirección Cádiz, son las cinco, Irene y Daniel se han quedado dormidos, que tranquilidad.
Todo dispuesto, condiciones inmejorables, nublado sin sol, visibilidad y luz perfecta.
Tercera, cuarta, quinta, ajusto el regulador ( el tobillo, claro), velocidad de crucero 140 Km/h.
Manoli ojea una revista, sin prestar atención a la carretera, yo entro en simbiosis con el coche noto cada revolución de su motor en mis brazos, cada subida y bajada de la amortiguación, noto el estado del firme, poco ruido, solo el de la maquina funcionando a 3500 vueltas, los trazados perfectos, inercia en las curvas inapreciable, no se mueve ni lo mas mínimo.
Llegamos a Jerez, sin novedad, ¡que contento estoy con mi maquina!, dirección Los Barrios ligera brisa del lado izquierdo, nada importante, perfectamente corregible.
Empieza a oscurecer, los niños se despiertan. ¡Papi una “peli”!, puesta y vuelven a desaparecer, empieza a chispear, los “limpias” al mínimo. ¡Perfecto! Seguimos con buena visibilidad.
Voy secando el asfalto, misma velocidad, en la primera curva levanto un poco el pie, en la segunda ya no, sigue sin moverse, voy pegado al suelo como si de la F1 se tratase.
A las siete y veinte en Estepona, ya he llegado, que lastima que poco me ha durado. Ya estoy impaciente, el domingo esta proximo...
Si,Si, Si, me gusta conducir, mi Espace.